NORTE DE CASTILLA
La rueda, en apariencia de un cañón francés del siglo XIX, fue localizada por los buzos de Los Amigos del Pisuerga bajo el Puente Mayor
14.12.13 - 19:37 -
J. SANZ | VALLADOLID
La proximidad de las tropas inglesas en plena invasión francesa llevó a Napoleón Bonaparte a viajar a la capital del Pisuerga escoltado por diez mil soldados, que entraron a la ciudad por el Puente Mayor a media tarde del día de Reyes de 1809. La estancia del emperador fue efímera (once días), aunque la presencia gala en la ciudad, que claudicó solo tres días después, se prolongó hasta el 29 de julio de 1812, cuando los soldados huyeron después de dinamitar precisamente el puente más antiguo de la urbe.
Pues bien, un vestigio de aquel pedacito de historia salió ayer a flote bajo uno de los pilares del puente, que fue reconstruido en los años siguientes del siglo XIX. Los buzos de los Amigos del Pisuerga localizaron allí una rueda de madera que, según un primer examen arqueológico, podría pertenecer al transporte de un carro de las tropas napoleónicas.
La inmersión se programó días atrás después de que los voluntarios de la asociación examinaran las imágenes del fondo del río captadas durante sus últimas incursiones en busca, en principio, de las piedras desprendidas del puente durante los últimos tres años. «En ellas se vía una especie de rueda recubierta de piedras incrustadas y decidimos bajar a buscarla», explicaba ayer el presidente de Los Amigos del Pisuerga, Luis Ángel Largo, ya con el vestigio fuera del agua.
La rueda en cuestión se conserva en un relativo buen estado, pese a estar petrificada, y su estructura lleva al arqueólogo de la asociación, Miguel Ángel Martín, a apuntar a que pudo formar parte del carro de transporte de un cañón francés del siglo XIX. «Es una primera apreciación y aún tiene que venir a examinarla de nuevo tanto él como un arqueólogo de Patrimonio para confirmar su origen», señala Luis Ángel.
Pero la imaginación, de entrada, lleva a los Amigos del Pisuerga a confiar en que el vestigio sea auténtico –centenario, como mínimo, sí es– y a pensar en que pueda formar parte algún día de los fondos del Museo Provincial. La rueda, de momento, ya ha servido como excusa para recordar un trocito de la historia de la capital, de su río y del puente más antiguo (siglo XI) que lo sobrevuela.
Luis Ángel y Jesús Pedro examinan la rueda hallada bajo el Puente Mayor. / J. S.