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miércoles, 12 de noviembre de 2014

UNA VISITA AL CAMPO DE BATALLA DE ARAPILES DOS MESES Y MEDIO DESPUÉS DE LA VICTORIA DE WELLINGTON

Esta carta es un excepcional documento que nos describe el estado del campo de batalla de Arapiles poco más de dos meses después del enfrentamiento. William Brooke es coronel del 5º de Dragones pesados británico. El 6 de octubre de 1812 escribe desde Salamanca a un amigo su experiencia nada más llegar a la Península. Se ha enterado que ha sido nombrado coronel de la Corte Marcial en Lisboa y le comunica a su conocido que ha escrito a Wellington pidiéndole un destino más acorde a su experiencia militar. Escribe el estado en el que ha encontrado Salamanca, gran parte de la ciudad, sus mejores edificios, los colegios y conventos destruidos. Únicamente la catedral se ha salvado. Le habla de los hospitales y de la visita que ha realizado el día anterior al campo de batalla de Arapiles:
 
Los esqueletos de los valientes que cayeron ese día están en todas las direcciones hasta donde alcanza la vista, además bandadas de buitres se aprovechan de sus reliquias destrozadas, haciendo una escena horrible. El último terreno que ocupó el enemigo, y que resultó el hueso duro de la discordia [el Sierro], lo puedo decir con seguridad, está casi cubierto con los muertos. Aunque los británicos han sido enterrados antes de mi visita, he visto lo suficiente para convencerme de nuestra pérdida también - si no hubiera sido por la superioridad de nuestra línea de caballería pesada que resultó efectiva, su flanco izquierdo el destinado a cortar nuestra comunicación con Ciudad Rodrigo combinado con un ataque simultáneo de su centro en el mismo momento, no deberíamos imaginar el haber alcanzado el día. Esto se convirtió en un negocio de todo o nada, ya que Lord Wellington tenía información de la posición de un refuerzo para Marmont de 10000 [hombres] y que en realidad casi llegó cuando el destino de la jornada estaba decidido
 





 Más sobre la batalla:

lunes, 10 de noviembre de 2014

REVISTA MADRID HISTÓRICO - MADRID EN LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA 2

Ya ha salido el número correspondiente a noviembre-diciembre de la revista Madrid Histórico, con la segunda parte del artículo sobre la Guerra de la Independencia en Madrid

 




viernes, 7 de noviembre de 2014

LA ESPADA DEL GENERAL ÁLAVA EN VITORIA

En febrero de 2012 publicaba en el blog la noticia de la subasta, en la galería londinense Christie's, de la espada del general Álava:
 
Pues bien, la espada ha ido a parar a Vitoria y hoy se ha expuesto en el Museo de Armería de Álava y de momento estará en dicho museo al menos dos años
 
Elcorreo.com:
Álava muestra por fin la espada de su General
Javier de Andrés observa la Espada del General Álava en la vitrina en la que será expuesta. / Rafa Gutiérrez 
El histórico estoque del General que salvó a la ciudad en la Batalla de Vitoria puede ser contemplado desde hoy en una vitrina principal del Museo de Armería de Álava
Hoy es un día para la historia, al menos, para la de Vitoria y Álava. La espada del General Álava puede ser contemplada por fin en una vitrina principal del Museo de Armería. En enero se cumplieron 200 años desde que el Ayuntamiento de Vitoria, como gesto de agradecimiento, donara un espadín de oro y brillantes al general Miguel Ricardo Álava. Este militar vitoriano miembro de una de las grandes familias de territorio salvó a su ciudad el 21 de junio de 1813 del saqueo y la destrucción total a la que iba a ser sometida tras la victoria de las tropas aliadas contra el ejercito imperial de José Bonaparte, en retirada hacia Francia, en la conocida Batalla de Vitoria de la que se acaba de cumplir su bicentenario. Un hecho que fue celebrado en Europa desde Lisboa a Moscú en todos los países y bendecido por el genio de Beethoven que le dedicó una obra musical.
La azarosa y complicada vida del militar vitoriano, el mayor héroe alavés de la historia, que no tuvo descendencia, hizo que esa joya no volviera a su tierra. Se la regaló, en otro gesto de generosidad a su compañero de armas Sir Fitzroy Somerset-primer Lord Raglan- en 1836 para agradecer que fue acogido como refugiado político -perseguido por el absolutismo de Fernando VII- y como amigo durante muchos años en el Reino Unido. La familia Raglan conservó como uno de sus bienes más preciados el magnífico acero toledano hasta el pasado mes de mayo cuando fue subastado en la galería Christie"s de Londres. Un desconocido pagó 57.000 euros por el arma, una cifra que la Diputación no quiso pujar "por responsabilidad", según informó entonces.
El nuevo propietario -sólo se sabe que es una familia alavesa- solicitó que la espada se expusiese en el Museo de Armería con el siguiente rótulo: "Este objeto fue el premio de la Ciudad de Vitoria a una insólita acción humanitaria que evitó mucho daño y sufrimiento a los ciudadanos de Vitoria, en un escenario terrible de actividad bélica". También lee que "simboliza el Honor, el Valor y el Compromiso, tres rasgos comunes en el código genético de los ciudadanos de Vitoria y Álava."
Una última petición del mecenas anónimo es que la espada se asegure en una cifra de 120.000 euros, una prima que correrá a cargo de la Diputación. Tampoco se ha desvelado el precio que se pagó por la adquisición del estoque, pero la anterior cifra puede dar una pista de su valor. La cesión es por dos años, pero la intención, según consta en el documento notarial, es que sea permanente.
También la acción por la que fue regalada la obra de arte es insólita por sus protagonistas. En medio de la batalla de Vitoria, el general Álava pide a Wellington una unidad de caballería para cerrar la ciudad a las propias tropas aliadas. El militar vitoriano, al que acompañaba el que luego sería rey de los Países Bajos, el príncipe de Orange, recordaba cómo se habían comportado en Badajoz y Ciudad Rodrigo, con saqueos terribles. Fue escogido un regimiento de Húsares alemanes de la KGL al que se unieron 2 escuadrones británicos de la Houselhold. Vitoria se salvó de la destrucción total. San Sebastián, con Álava ausente, fue arrasada dos meses después por los aliados.

domingo, 2 de noviembre de 2014

VALENÇAY (SEGUNDA PARTE) - TALLEYRAND

En el castillo de Valençay, además de buscar los recuerdos del paso de Fernando VII http://1808-1814escenarios.blogspot.com.es/2014/09/valencay-primera-parte-fernando-vii.html, se puede contemplar el pequeño museo dedicado al que fuera su propietario y uno de los hombres más poderosos de su época: Charles-Maurice de Talleyrand-Périgord, Príncipe de Benevento
 













 
Mobiliario utilizado por Talleyrand durante el Congreso de Viena
 

 
En la población de Valençay, en una pequeña capilla, están depositados sus restos