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domingo, 24 de septiembre de 2017
martes, 5 de septiembre de 2017
EXHUMACIÓN DE LOS RESTOS DEL EMPECINADO
1 de julio de 1844
Hoy tengo que comunicar a Vds. la exhumación de los restos
del malogrado general don Juan Martín el Empecinado, y su traslación a la
insigne iglesia colegial de esta villa, verificada en la mañana del 2 del
corriente. En efecto, por órdenes del ministro de la Gobernación, trasladadas
al jefe superior político de esta provincia, comisionó ésta al alcalde
constitucional de esta villa para que con todo esmero pasase al sitio donde
yacían los restos del valiente patriota el Empecinado y fuesen trasladados a la
iglesia colegial de esta villa, en donde permaneciesen custodiados hasta su ulterior
colocación en el monumento que se ha de edificar en la Plaza Mayor y sitio en
donde acabó el general sus días.
Cinco testigos presenciales de su entierro asistieron a la
extracción de los citados restos, acompañados de la autoridad, cuatro
facultativos del arte de curar y otras personas notables. Como a vara y media
de profundidad se encontraron los huesos de este héroe en la misma postura que
fue enterrado y con tales señales que todos vieron los huesos fuertes y
valientes que hicieron temblar tantas veces a los enemigos de la patria. Una
alpargata y pedazos de la túnica vinieron a confirma más ser el esqueleto del difunto.
Una inspección facultativa hecha por las reglas del arte y el conocimiento que
de su persona se tenía, hicieron palpable ser éste el cadáver que se buscaba.
Colocados los huesos en una hermosa y lúgubre urna mortuoria, fueron puestos a
la expectación pública hasta las diez de la mañana del 2, en que fueron trasladados
a la citada iglesia. Un concurso numeroso de lo más florido de la población,
sin distinción de matices políticos, con hachas de cera, y el cabildo capitular
eclesiástico con las cruces de las tres parroquias, acompañando el ayuntamiento
en cuerpo, se personó a la puerta de la ermita de Santa Lucía, contigua al
campo santo, en donde los sacerdotes entonaron el salmo exultabunt ossa
humillala, que parecía haber sido dictado providencialmente para este caso
particular. Las autoridades dijeron unas palabras en memoria del héroe, y con
los cánticos tristes y sublimes de nuestra santa religión comenzó a caminar
este triste acompañamiento con la mayor devoción y recogimiento, hasta la dicha
insigne colegial, atravesando por entre un gran número de personas forasteras
que había atraído la casualidad de ser día de mercado tan concurrido como es
éste. La caja fue conducida por los licenciados D. Bernardo de Olavarría, don
Trifón de la Fuente, D. Rafael de la Fuente y don Bernardo González Mañero,
juez cesante de primera instancia de León. Presidian el duelo el ya dicho alcalde
don Cenón Bombín, y el juez de primera instancia de este partido D. Remigio
Salomón. Todos los concurrentes iban con traje de luto según estilo del país.
Publicado en el Heraldo 8 de julio 1944
Más sobre el Empecinado:
http://www.batalladetrafalgar.com/2016/10/el-empecinado-sus-descendientes-y.html
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