Éste verano he tenido ocasión de visitar el castillo de Valençay, lugar donde fue retenido Fernando VII durante la Guerra de la Independencia. Pertenecía a Talleyrand que hizo de anfitrión durante un corto periodo de tiempo, para después abandonar el castillo justificándose con que Napoleón le reclamaba a su lado. La verdad era que se aburría con los príncipes españoles con los cuales no podía mantener una mínima conversación dada la cortedad intelectual de los borbones. Fernando VII se quejaba del pequeño tamaño del palacio y de la vigilancia que sobre su persona se ejercía por parte de los franceses. Pasaba el tiempo escuchando tocar la guitarra española, leyendo aquellos libros a los que su tío Antonio Pascual daba el visto bueno, bordando, asistiendo al teatro, paseando por bosques cercanos y rezando en la capilla que se estableció a su llegada.
Fernando VII permanecerá en Valençay hasta 1814. Tras la debacle en Rusia, Napoleón necesita reorganizar sus ejércitos
para intentar detener la ofensiva de las naciones aliadas. España es un gran
problema, aún teniendo una gran cantidad de tropas en suelo español el emperador
francés no consigue que su hermano José Bonaparte quede afianzado
definitivamente en el trono español. A finales de 1813 decide abandonar el
negocio de España y concentrar sus ejércitos en Francia. En el mes de noviembre
manda a su embajador La Forest al castillo de Valençay para ofrecer a Fernando
un acuerdo de amistad entre ambas naciones y la restitución al trono de España
del Borbón.
Durante semanas se negocian las condiciones y el
día 11 de diciembre se firma un tratado donde Napoleón devuelve el trono a
Fernando VII, estableciendo un pacto entre ambas naciones de colaboración. El
tratado es enviado a Madrid para ser ratificado por la regencia, que no acepta
el acuerdo y lo rechaza al saber de la debilitad en la que se encuentran los
ejércitos franceses. Pese a ello Napoleón deja en libertad a Fernando VII que
entra en España el día 24 de marzo de 1814.
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En éste salón, y sobre la mesa que hay en primer plano, se firmó el Tratado de Valençay |
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Dormitorio utilizado por Fernando VII |
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Retrato que regaló Fernando VII a Talleyrand una vez que retornó a España |
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Es este lugar, al final de la galería, se estableció la capilla |
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El comedor |
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La puerta que aparece disimulada al fondo comunica con la sala habilitada actualmente como salón de música (foto de arriba) y era utilizada por el duque de San Carlos para reunirse con su amante ¡la esposa de Talleyrand! |
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Cocina |
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Bodega |
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Biombo construido por el tío de Fernando, don Antonio, durante su estancia en Valençay |
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Edificio donde se construyó el teatro para entretener a los príncipes. Todavía existe perfectamente conservado |
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En este lugar descansaban y se refrescaban Fernando y su hermano durante los paseos que hacían en el bosque cercano al castillo |
La estancia de Fernando de Borbón (que por entonces aún no era VII) estuvo algo más amenizada que todo eso, cuando menos en la parte correspondiente al principal de sus hombres de confianza, el Duque de San Carlos, el cual, pese a ser bastante feo, al menos con acuerdo a los criterios estéticos actuales, se las apañó para encandilar a la princesa de Bénévent, de divorciada Catherine Worlée-Grand, En Valençay se pone un gran énfasis en señalar la escalera de caracol por donde descendía la bella de madrugada para estimular las pajarillas del buen duque. Talleyrand estaba más que al tanto de la contumaz infidelidad de su señora, la cual es de señalar que le traía sin cuidado. De hecho, una de las razones principales por las que se largó de Valençay antes de acabar 1808 fue librarse de ella, pues le aburría tanto o más que sus ilustres huéspedes españoles. En general, la vertiente amarilla del encierro de Valençay fue mucho más sabrosa que cualquier cosa que pueda referir la historia oficial, la cual, no debemos olvidarlo, fue edulcorada a conciencia no sólo por Fernando una vez se vio libre, sino por la totalidad de sus descendientes, y muy en especial por el gobierno del general Franco, el cual de ninguna manera podía permitir que se supiera lo muy golfo que fue aquel tan rijosillo monarca..
ResponderEliminarCorrecto, en Francia era simplemente Fernando. FVII para la mayoría de españoles y la Regencia así lo reconocía. Yo también sospecho que Fernando tuvo que tener otras distracciones más interesantes, sobre todo en los primeros meses con la asistencia en el castillo de las amistades de la mujer de Talleyrand, pero siendo así Napoleón lo hubiese mencionado en alguna carta o comentario; como sabes a Talleyrand le recordó la aventura de San Carlos con su señora. Benevento se ausenta brevemente de Valençay para ir a Nantes donde se encontraba Napoleón, pero cuando abandona definitivamente a los españoles creo que le acompañaba su mujer, tal como menciona en sus memorias Ayerbe.
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