A comienzos de noviembre de 1808 empiezan a transitar por la villa de Madrid numerosas
tropas españolas que se encaminan hacia los diferentes destinos que se han
fijado para emprender las acciones militares contra las tropas francesas de
José I. Los soldados españoles llegan mal equipados y se les suministran
mantas, camisas y calzado, utilizando parte de los uniformes que se están creando
para el 2º regimiento de los Voluntarios de Madrid
Botones de tropa y oficial del 1º y 2º regimientos de Voluntarios de Madrid. Botón de tropa del 1º de Caballería de Madrid |
La Junta Suprema Central ha
ideado un plan quimérico para echar a los franceses de España, pretenden hacer
a gran escala los movimientos que llevaron a la victoria de Bailén. Pero las
tropas francesas del hermano de Napoleón se han ido reforzando desde su retirada de Madrid, en julio,
con hombres llegados desde Francia, aprovechando el parón de los españoles tras
Bailén. El emperador francés en persona toma el mando de las operaciones y
entra en España con la Grande Armée. Las victorias francesas se suceden en
Espinosa de los Monteros y Gamonal, permitiendo la ocupación de Burgos. Las
malas noticias llegan a Madrid y el 14 se ordenan fortificar los puertos de
Somosierra y Guadarrama con la pretensión de impedir la llegada de Napoleón a
Madrid. Al día siguiente, por la mañana temprano, según se van equipando las
tropas, empiezan a salir de Madrid camino de Guadarrama, Fuenfría y Somosierra.
El primer contingente, que se encamina hacia Somosierra, va con el general don
Benito San Juan al mando. En los días sucesivos marchan el resto de tropas que
se encuentran en la capital para componer el dispositivo preparado por San Juan
aprovechando las condiciones naturales del puerto de Somosierra. Mientras, la
población de Madrid emplea el tiempo en rogativas públicas por los ejércitos
españoles, sucediéndose las procesiones los días 19, 20 y 21 de noviembre. Sin
embargo la débil defensa de Somosierra no es suficiente para impedir el avance
francés, y el día 30 Napoleón derrota al ejército de don Benito San Juan. El
emperador duerme ya esa noche en Buitrago de Lozoya. El día 1 de diciembre la noticia de la derrota de Somosierra recorre Madrid. El pueblo
madrileño se une para realizar trabajos de defensa y solicitar armas. Se crea
una Junta, con su sede en la Casa de Correos, encabezada por Infantado. Se
cavan trincheras, empalizadas y se fortifican las puertas de la villa. La débil
cerca que rodea la población es reforzada. Se crean pequeños almacenes en los
lugares de trabajo para agilizar éstos, y se acelera la producción de pan para
que no haya escasez del producto.
Entre tanta
actividad surge el drama. Al repartir los cartuchos se detecta que la mayoría
contienen tierra en vez de pólvora. El rumor de traición pronto surge y la
sospechas caen sobre el marqués de Perales, encargado por la Junta para
suministrar las armas. La muchedumbre se encamina a la calle de la Magdalena,
donde está su casa, y asesinan al marqués arrastrando su cadáver por las calles
de Madrid
Arco de Triunfo de París. Aparece la toma de Madrid |
La Junta Central
deja Aranjuez para encaminarse hasta Talavera de la Reina, con vistas a una
retirada hacia Sevilla. En Madrid hay unos 4.000 soldados regulares, el resto
de la fuerza de defensa está compuesta por los vecinos de la villa. Las escasas
piezas de artillería que hay son instaladas en las baterías que se construyen
en las puertas de San Vicente, de Segovia, puerta de la Vega, Fuencarral, San
Bernardino, de los Pozos de la Nieve, Alcalá, Recoletos y Atocha. A última hora de la noche el Cuartel General
del Emperador está en San Agustín y el mariscal Bessières, con su caballería,
se posiciona en las alturas de Madrid. A lo largo de la noche va llegando la
infantería. La mañana del día 2 amanece con una niebla intensa que empieza a
levantarse sobre las 10 de la mañana, entonces Bessières ordenar a su
caballería acercarse a la población y tantear las defensas, son rechazadas por
la artillería española. Según avanza la mañana el día se aclara y sube la
temperatura, tanto que los franceses opinan que hace tan bueno como los días de
mayo en Francia. Bessières manda a uno de sus ayudantes para pedir la
rendición, pero los ánimos están exaltados entre los madrileños y si no es por
la protección de tropas regulares españolas hubiera sido asesinado el emisario
por el pueblo. Es tal la audacia de los defensores que piden que venga el
propio mariscal a la ciudad con los ojos vendados. El duque de Castellar y los
generales Tomás Morla y De la Vega se las ven para poder imponer orden y
serenidad, el pueblo madrileño quiere emular la defensa de Zaragoza y no son
conscientes del peligro que se les avecina. Napoleón llega al mediodía y
observa Madrid desde las alturas cercanas a Chamartín, sus hombres ante su
presencia estallan en aplausos, es el aniversario de la coronación del
emperador y el entusiasmo rodea a la Grande Armée. Unos soldados del regimiento
español de las Guardias Walonas desertan y se presentan ante el campamento
francés, comunicando que la población madrileña no tiene intención de rendirse
y que la influencia en las decisiones que se están tomando vienen supeditadas
por el populacho. Durante la tarde
Napoleón reconoce las defensas y prepara el plan de ataque a la ciudad. No quiere
que su hermano entre en una ciudad en ruinas, por lo que tiene que emplear su
ingenio para tomar la ciudad con los menos daños posibles. La noche llega y la
luz lunar permite comenzar los ataques. Por el lado de Fuencarral y Conde Duque
la infantería imperial intenta romper la defensa, llegan a tomar el cementerio
nuevo situado junto a la puerta de Fuencarral, pero las baterías españolas los
desalojan. El ataque se interrumpe y durante la noche Napoleón posiciona a sus
tropas entre la Casa de Campo y el Manzanares para evitar que entre ayuda por
esta parte a la ciudad. Ha decidido realizar el ataque principal por la puerta
de Recoletos, la de Alcalá y el Retiro. La artillería francesa está preparada
para cuando amanezca barrer las defensas madrileñas. Antes de dar la orden de
ataque, el emperador francés vuelve a intentar la rendición y ordena a su
lugarteniente Berthier que mande a un oficial de artillería español, capturado
en Somosierra, con la propuesta de la rendición de la ciudad. A las nueve de la
mañana el parlamentario regresa con la negativa de la Junta de Defensa.
Inmediatamente Napoleón ordena el fuego de las treinta piezas de artillería que
rompen la defensa de la puerta de Recoletos y producen una inmensa abertura en
el muro que rodea el Retiro; los Voltigeurs de la división francesa de Villatte
entran por ella y hacen huir a los defensores tomando en menos de una hora el
palacio del Retiro, el observatorio y la fábrica de porcelana. A su vez un
ataque de distracción se estaba produciendo por la zona de Conde Duque,
atrayendo hacia esa parte a una gran cantidad de defensores madrileños. La toma
del Retiro proporciona a los franceses una buena ventaja y la aprovechan
instalando una gran batería que amenaza con barrer la ciudad. Por la zona del
paseo del Prado ya hay tropas francesas, la defensa se hace imposible. Ante la
evidencia, las tropas regulares que han participado en la lucha contra los
franceses empiezan a abandonar la ciudad, lo que provoca la furia del pueblo
que las amenazan. A las once de la mañana Napoleón vuelve a intentar la
rendición de la ciudad y manda un mensaje a la Junta de Defensa ordenando
inmediatamente el alto el fuego. Los miembros de la Junta están a favor, y a
pesar de la oposición de una parte de los vecinos que quieren continuar con la
lucha, la sensatez se impone y se acepta la proposición francesa. A las cinco
de la tarde el general Morla, un miembro de la Junta y don Bernardo Iriarte se
dirigen a la tienda del lugarteniente de Napoleón, Berthier; éste los acompaña
ante la presencia del emperador. Sin dejarles hablar les recrimina el trato que
han dado a los soldados franceses hechos prisioneros en Bailén. Al general
Morla, Capitán General de Andalucía, no le consiente que le hable de
capitulación cuando ha roto la que se pactó en Bailén. Les da de tiempo hasta
las seis de la mañana del día siguiente para que consigan apaciguar al pueblo
de Madrid y que se depongan las armas, en caso contrario ordenará la
destrucción de la ciudad. A las 6 en punto se presentan Morla y Fernando de la
Vega, gobernador de la ciudad, con la rendición. A las 10 de la mañana el
general Belliard toma el mando de la ciudad y todos los puestos son entregados
a los franceses, publicándose el perdón general. Durante todo éste tiempo el
rey José I ha estado en un segundo plano, ninguneado por su hermano.
Tras la rendición sucede un hecho curioso: Napoleón acompañado de
Berthier entra en el Retiro para visitar la alabada estatua ecuestre de Felipe
IV. Se dirigen directamente hacia un grupo de soldados de las Guardias Walonas
y les preguntan por la localización de la estatua. Los soldados amenazan con
dispararles, pero uno de ellos, antiguo soldado de las tropas imperiales que
fue herido y hecho prisionero en Valencia y se ha pasado al servicio del
ejército español, los reconoce. Baja las armas de sus compañeros y les dice de
quiénes se trata, persuadiéndoles de que desde que Napoleón se encuentra en el
Retiro, todos tienen que ser considerados prisioneros (anécdota narrada por el general Hugo en sus memorias)
Estatua de Felipe IV, actualmente en la Plaza de Oriente. Según las memorias del general Hugo, Napoleón y Berthier entraron al Retiro para contemplarla |
El emperador francés rechaza hospedarse en Madrid y se aloja en el
Palacio Nuevo de Chamartín, propiedad de Infantado (actualmente es el colegio
del Sagrado Corazón)
Colegio del Sagrado Corazón, en Chamartín. Lugar donde se encontraba el palacio nuevo de los duques de Infantado-Pastrana |
Es época de frío y se colocan braseros en el centro de
las habitaciones para, junto al fuego de las chimeneas, calentar el palacio.
Una de las primeras disposiciones que hace es la de recoger todas las banderas
que hay en las iglesias y que sean guardadas en los almacenes militares del
Retiro, excepto la que se ha empleado en la proclamación de Fernando VII que la
quiere en Chamartín
Carta de Berthier desde Chamartín, transmitiendo las órdenes de Napoleón para el traslado de los prisioneros de Madrid a Francia |
Ordena la fortificación de la fábrica de porcelana “La China” junto
con el edificio del observatorio. La antigua fábrica se dividirá en cuadro
dependencias: una como hospital, otra para la artillería, otra como salón y la
última de almacén. Quiere que los heridos sean llevados ya al Retiro. También
manda que a éste lugar se traslade toda la artillería, excepto seis piezas que
se colocaran cerca del Palacio Real y que estarán bajo la supervisión de la
Guardia de su hermano. Toda la caballería se alojará en establos, conventos y
casas abandonadas por los emigrados. Por último no quiere ningún vivac por las
calles de Madrid, quiere mostrar inmediatamente signos de normalidad y alejar
la sensación de amenaza militar a los vecinos. A su hermano, el rey de España,
no lo quiere cerca y lo manda que se aloje en el Palacio del Pardo. Una vez
establecido su Cuartel General y mandadas las primeras disposiciones para
mantener el orden en Madrid, se dedica a firmar una serie de decretos donde
elimina las aduanas interiores, suprime el Consejo de Castilla, da por abolido
el feudalismo y reduce el número de conventos. Con ello elimina el antiguo
régimen. Éstas disposiciones no son del agrado de su hermano José que le
comunica su renuncia a la corona de España, Napoleón ni se digna en contestarle
ignorando la pretensión de su hermano mayor.
El día 9 pasa revista en el Prado a los cuerpos del mariscal Lefevre que
han llegado a Madrid el día anterior. Éste mismo día recibe a una Diputación
encabezada por el Corregidor de Madrid para agradecerle el respeto que ha
tenido con la ciudad y presentar fidelidad a José I. El 10 para revista a las
tropas de la Confederación del Rin, y al día siguiente acude al Retiro para
supervisar los trabajos de fortificación;
como las obras no avanzan como él desea ordena a Berthier que haga todas
las gestiones necesarias para que se aceleren. El día 12 para revista a los
cuerpos de caballería y el 13 se traslada más allá del puente de Segovia para
volver a pasar revista a todas las fuerzas del mariscal Lefevre
En sus visitas
a Madrid únicamente entra una vez en el Palacio Real, tras hacer un rápido
recorrido lo que más le llama la atención es un retrato del rey Felipe II. En
los días que lleva en la capital observa como la población ve con indiferencia
el acantonamiento de las tropas francesas, para llamar la atención y demostrar
su fuerza celebra el día 19 una gran parada entre la puerta de Recoletos y
Chamartín donde participan sesenta mil hombres, ciento cincuenta piezas de
artillería, la totalidad de la Guardia Imperial y los vagones de intendencia.
El espectáculo es majestuoso y así lo hace publicitar en la Gaceta del
Ejército. Pero antes de finalizar la parada militar, Napoleón la suspende;
durante el transcurso de la misma le llegan varios despachos confirmando la
presencia de tropas inglesas en el Valle del Duero. Inmediatamente se traslada
a su despacho y comienza a tomar las disposiciones para abandonar Madrid y
salir en persecución del ejército británico de Moore. El emperador francés deja
Chamartín el 22 de diciembre al mediodía, camino del puerto de Guadarrama.
Otros artículos relacionados:
Batalla de Somosierra: http://1808-1814escenarios.blogspot.com.es/2008/11/batalla-de-somosierra-30-de-noviembre_4403.html
Texto: Extracto del artículo publicado en el número 53 de la revista Madrid Histórico "Madrid en la guerra de la Independencia (I)"
http://www.edicioneslalibreria.es/tienda/index.php?controller=category&id_category=96
Fotografías: Miguel Ángel García García.
Otros artículos relacionados:
Batalla de Somosierra: http://1808-1814escenarios.blogspot.com.es/2008/11/batalla-de-somosierra-30-de-noviembre_4403.html
Texto: Extracto del artículo publicado en el número 53 de la revista Madrid Histórico "Madrid en la guerra de la Independencia (I)"
http://www.edicioneslalibreria.es/tienda/index.php?controller=category&id_category=96
Fotografías: Miguel Ángel García García.
No hay comentarios:
Publicar un comentario