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viernes, 25 de octubre de 2024

EJÉRCITO DEL CENTRO (O DE LA MANCHA), 1809 - FUSILES SUSTITUIDOS POR LANZAS

Situación de escasez en el ejercito del Centro en el primer trimestre de 1809. Como no hay suficientes fusiles, a los hombres se les proporcionan lanzas, y se aconseja que se les pongan en un lugar idóneo para que tengan ventaja si se llega a la bayoneta con el enemigo




miércoles, 7 de agosto de 2024

EL GENERAL JOSEPH LÉOPOLD HUGO Y BRIHUEGA, EL ROBO EN SANTA MARÍA DE LA PEÑA



    El pasado 3 de agosto me invitaron a participar en las XXIII Jornadas de Estudios Briocenses, organizadas por la asociación Gentes de Brihuega con el apoyo del Ayuntamiento. Al escribir el libro: El Empecinado, la vida de Juan Martín Díez, investigué en varios archivos y en uno de ellos apareció una curiosa correspondencia entre el general Hugo y José Bonaparte; en ella, además de temas militares, hace referencia Hugo a la guarnición que quiere establecer en Brihuega y a un robo producido en la iglesia de Santa María de la Peña y que termina teniendo relación con el tesoro de Sigüenza. Dato curioso que narro en el libro y que necesariamente quería contarlo en Brihuega (entre otras historias curiosas protagonizadas por el Empecinado) ante un público tan interesado por la historia de la villa. 

    El general Hugo en sus memorias indica que llega a Brihuega en junio de 1810 siendo recibido por las autoridades en el puente sobre el río Tajuña, siendo acompañado por éstos hasta el interior de la población. Aprovechan para expresarle que es Corpus y que temen salir en procesión ante las tropas francesas, pero Hugo quiere ganarse la confianza de las gentes y así evitar que colaboren con el Empecinado por lo que les anima a sacar en procesión la custodia y les ofrece a sus hombres para que se posicionen a lo largo del recorrido para dar más vistosidad al evento, además de acompañar el acto religioso con la música y fanfarria de la infantería y caballería. Según Hugo, la procesión tiene tanto éxito que será recordada por los vecinos de Brihuega durante muchos años.


El puente a principios del S.XX y en la actualidad

    Ya en esta primera visita a Brihuega reconoce la importancia estratégica de la población y la urgencia de restablecer el funcionamiento de la Real Fábrica de Paños que se encuentra allí instalada. Unos meses después, en septiembre, escribe al rey José I:

Brihuega es un pueblo a orillas del Tajuña; su majestad tiene aquí una magnífica fábrica, lavaderos y pontones. Este pueblo ha sido saqueado y sus talleres y herramientas destruidos; la fábrica saqueada durante varios días por una columna a las órdenes del general Dembowski. He establecido una guarnición en esta ciudad para mantener a la población y preservar todo aquello de lo que su majestad aún pueda beneficiarse. Mi cuartel general lleva seis días aquí, lo he establecido por ser un lugar céntrico y con la intención de llegar más fácilmente al enemigo, además de reiniciar la fábrica de su majestad que nadie cuidaba. Estos dos objetivos ya se han cumplido. Se ha traído un convoy de lanas. Vuestra fábrica, Sire, se ha restablecido y en estos momentos se encuentran en plena actividad los talleres, dos escuelas de hilado y los cardadores. Su Majestad ha recuperado casi 800 fardos de lana que juntos pueden pesar 6.400 arrobas: cada arroba se estima en una onza de plata. El Sr. Ramon Bartholomé, director interino de la fábrica, merece hasta ahora muchos elogios; pero lo que más le merecerá es que con la lana que se decía que ya no valía nada tomó medidas para tener hechas 3.000 yardas de tela en un mes. La contribución que le impuse a Budia entra y cubre los gastos conjuntamente con los fondos de que dispongo. El señor Ramón me parece desinteresado, está lleno de celo, lleno de actividad; hará todo lo posible para obtener su condecoración [la Real Orden de España], es la única ambición que me parece le anima. Soy consciente que el restablecimiento de la fábrica traerá muchos bandidos. Su Majestad verá por estos largos detalles la necesidad de una guarnición de al menos 400 hombres en Brihuega, sólo puedo poner aquí en estos momentos un destacamento del 55º regimiento con 300 hombres. También verá lo urgente que es separar la administración de esta fábrica de la de Guadalajara, que tiene mucho que hacer para cuidarla y que no la cuida. Guadalajara podría mantenerse como fábrica de telas finas, Brihuega como fábrica de telas para la tropa. Ordené que no se hicieran más y en cuanto estemos preparados pasaremos a 40 telares para la tela blanca de los soldados.


Foto de Brihuega tomada en marzo de 2023. A la izquierda se puede observar la fábrica de paños y al fondo, a la izquierda de la plaza de toros, la iglesia de Santa María de la Peña

    Un mes después vuelve a escribir al rey, ha desalojado Sigüenza y se ha traído un cargamento de plata y obras de arte hasta Brihuega para, cuándo tenga ocasión, mandarlo todo a Madrid. Dos soldados franceses aprovechan la estancia estos días y roban el cáliz de la iglesia de Santa María de la Peña huyendo de Brihuega y desertando del ejército francés. El general Hugo no quiere tener problemas con las autoridades de Brihuega al tener aquí una guarnición permanente además del interés de que funcione la fábrica de paños, por lo que decide el 12 de octubre regalar, en nombre del rey, varios objetos a la iglesia para sustituir lo robado. A mayores, hace redactar y firmar un escrito por todos los párrocos de Brihuega dirigido al rey, dándole las gracias por el regalo recibido. Éste se compone de un cáliz con su patena y demás necesario, una preciosa casulla, paño de cáliz, bolsas de corporales y hasta los que se extiende sobre el ara del altar

    En la carta que envía al rey narrando lo sucedido, y que acompaña el escrito de agradecimiento, le indica a José Bonaparte que lo regalado procede de lo traído (robado) desde Sigüenza.

 


Interior y altar de la iglesia


miércoles, 12 de junio de 2024

NUEVO LIBRO: EL EMPECINADO, LA VIDA DE JUAN MARTÍN DÍEZ

Después de cerca de 8 años de investigación por fin ha salido a la venta mi nuevo libro, dedicado al Empecinado. Una biografía que recorre toda su vida y que aporta datos inéditos obtenidos de archivos públicos y privados. 

Prologado por el Excmo. Sr. César García del Castillo, general jefe la Cuarta Subinspección General del Ejército.

Se puede adquirir, entre otros sitios, en la librería Dykinson:

https://www.dykinson.com/libros/el-empecinado-la-vida-de-juan-martin-diez/9788412808667/ 













miércoles, 1 de mayo de 2024

EL PARQUE DEL RETIRO DURANTE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA Y EN LA ACTUALIDAD

Los trabajos defensivos realizados por los franceses en el Retiro (Madrid) ya está tratado en http://www.batalladetrafalgar.com/2009/11/la-ciudadela-del-buen-retiro.html pero vuelvo al tema con esta imagen. He superpuesto un plano con los trabajos defensivos sobre una foto aérea tomada de Google Maps y el resultado es asombroso:




sábado, 9 de marzo de 2024

CONVIVENCIA ENTRE ESPAÑOLES Y FRANCESES EN EL PUENTE DE ALMARAZ - SEPTIEMBRE 1809

Durante la guerra se produjeron situaciones curiosas entre las tropas españolas y francesas, como la que a continuación detallo ocurrida en el puente de Almaraz en septiembre de 1809. 

Tras la batalla de Talavera de la Reina, el ejército aliado se retira por el puente del Arzobispo, aprovechando el camino que se había habilitado por la compañía provisional de obreros de la 5ª División, hasta Trujillo. Protegiendo el paso del Tajo (entre los puentes del Arzobispo y Almaraz) se encuentra la División de Vanguardia de Rafael Menacho, la 4ª División de Vicente Iglesias y la 5ª de Juan Senén de Contreras; todas bajo las órdenes de Bassecourt. 

La 5ª está en Almaraz, en la orilla izquierda del Tajo, sobre el puente derruido. El 22 de septiembre las tropas adelantadas de Senén de Contreras reciben una visita especial, ocurriendo lo siguiente:

Anoche se sintió bastante ruido de enemigo y dos tiros de fusil en la altura que está sobre el puente cortado de Almaraz; y esta mañana se presentó un general [francés] que por sus condecoraciones e insignias militares es creíble se alguno de los mariscales Soult o Mortier, el cual, acompañado de 15 a 20 oficiales, después de haber dejado sus caballos poco antes de dar vista al río, vino a la guardia de infantería [francesa] que estaba encima de las casas del mencionado puente. Comenzaron a ver y hablar pidiendo a nuestros oficiales y tropa que con el jefe de día están en dichas casas, vino y tabaco. Don Jacobo Gil de Aballe que se halla en la batería del obús de seis pulgadas de la derecha, con arreglo a mi orden de que siempre que se presenten en grupo que pase de ocho hombres y paraje oportuno se les aleje y disperse, les tiró una granada, la cual causó el buen efecto de hacer que a buen paso marchasen dicho general, su comitiva y toda la mencionada guardia, dirigiéndose a tomar los caballos; pero al acercarse a estos les disparó otra granada que dio al lado de toda la comitiva, la cual se dispersó sin montar, y tuvo que correr a pie hasta la entrada del bosque, fuera del alcance de nuestra artillería.

Hasta ahora no ha vuelto a colocarse la guardia de infantería y solo se muestra la centinela de caballería, aunque fuera del alcance del fusil, pues se la hace fuego si se pone a tiro.

Contreras también dejará una curiosa reflexión en el parte que manda sobre una expedición que hace a la orilla derecha del Tajo el 7 de octubre. Para ello cruzan el Tajo con artillería, pero a la vuelta el río trae mucha más agua. Contreras dirá sobre la dificultad para atravesar el río:

Han vuelto [sus tropas] con sentimiento por dejar expuestos de nuevo los pueblos al furor de los enemigos, pero han repasado el Tajo a las tres de la tarde, con mucha alegría, prontitud y serenidad increíble, a pesar de haberle hallado con mucha más agua que cuando fuimos. Los cañones han pasado por debajo del agua, y en fin, si Bonaparte pasase con un cuerpo de franceses un río de esta naturaleza, nos romperían la cabeza siempre ponderando este paso. Los españoles le han hecho por que antes de meterlos en él, le hice reconocer en mi presencia midiendo el agua, la calidad del suelo y demás circunstancias. Vi que era posible con un poco de entereza verificarlo, y hice que se ejecutara, resultando después al soldado una opinión de si mismo que conviene que tenga siempre que sea bien fundada.