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miércoles, 6 de diciembre de 2017

EL ASESINATO DE LOS VOCALES DE LA JUNTA SUPERIOR DE BURGOS, EN SORIA

A finales de 1811 la Junta Superior de Burgos, a causa de la presión francesa hacia ellos y aprovechando que había que elegir dos vocales para la circunscripción de Segovia, se traslada a la localidad segoviana de Grado. Les acompañan una veintena de soldados cedidos por don Jerónimo Merino para su protección. Grado del Pico, localidad cercana a Ayllón, en la época tiene cerca de cuarenta vecinos. El aumento de población y actividad no pasa desapercibido a los franceses que empiezan a sospechar y vigilar el lugar.

GRADO DEL PICO
En marzo de 1812 las tropas del mariscal de campo D. José Durán toman Soria y sitian su castillo. Desde Burgos, el general francés de división Wandermausein acude en auxilio de la guarnición francesa de Soria, acompañado del jefe de la policía de Burgos: José Ángel Moreno. Moreno, natural de Pancorbo, quiere aprovechar que el día 20 de marzo la columna mandada por Wandermausein está en Aranda de Duero para organizar un ataque a Grado e intentar capturar a los miembros de la Junta.  De madrugada parten unos 450 soldados de caballería llegando el 21 a las 6 de la mañana a Grado, procediendo a rodear el pueblo. Los miembros de la Junta Superior de Burgos son sorprendidos y los franceses capturan a D. Pedro Gordo, vicepresidente de la junta y cura párroco de Santibáñez de Ayllón; a D. José Ortiz Covarrubias, intendente interino y abogado de Salas de los Infantes; a D. Eulogio José Muro, vocal y abogado;  a D. Melquíades Antonio Ortiz, vocal y cura de Salas de los Infantes; a D. José Gregorio Navas, secretario de Intendencia y abogado; a don Santiago Estefanía, D. Felipe María Ortiz, a un subteniente, 3 sargentos y de 15 a 20 soldados. Se apoderaron de diversos papeles y de la tesorería que tendría como unos 8.000 reales. No toda la Junta Superior es capturada, ya que D. Mauricio de Pedro, vocal de la Junta, el licenciado D. Ramón Ortega, administrador interino de rentas y D. José Ruiz, oficial de intendencia, se encuentran oyendo misa cuando llegan los franceses. Para evitar su captura se esconden en las bóvedas de la iglesia y no son encontrados. El Mestre-escuela de la iglesia de Burgos se escapa de los franceses después de haber sido robado por ellos y consigue esconderse en el desván de una casa. D. Juan Francisco López, juez de la comisión de secuestros, también se encuentra en la iglesia cambiándose en la sacristía. Los franceses no lo ven. Los vocales D. Francisco García Sánz y D. Melquíades Antonio Ortiz no se encuentran en Grado y no son capturados. El primero logra salvar la imprenta, el almacén de vestuarios y diversa documentación.
Varios soldados consiguen también escaparse sin ser cogidos, pero el pueblo es saqueado e incendiadas gran cantidad de casas. 
Los prisioneros son atados y conducidos a pie hasta Ayllón donde pasan la noche, al día siguiente parten hacia Aranda. En Aranda se decide llevar a los miembros de la Junta hasta Soria, les ponen grillos y son arrojados a un carro. Antes de partir, Moreno azota al vicepresidente de la Junta D. Pedro Gordo en público. En Aranda han quedado encarcelados Felipe María Ortiz, sobrino carnal del intendente interino D. José Ortiz Covarrubias, y la tropa apresada en Grado. 

Cuando la columna llega a Soria, Durán ha abandonado la ciudad quedando liberada la guarnición refugiada en el castillo. El general Wandermausein convoca de forma extraordinaria el 1 de abril al Tribunal Criminal de Soria y su provincia, para formar causa sobre los miembros de la Junta. El día dos se dicta sentencia, declarándoles comprendidos en el artículo tercero del Real Decreto de 19 de abril de 1810 y por lo tanto fijándose pena de muerte. Se salva don Santiago Estefanía al que se le impone su conducción a Francia y encierro en un castillo. También queda liberado el hijo de Covarrubias que acompaña a su padre hasta Soria, su corta edad ayuda en la decisión.
El mismo día dos son fusilados, junto a los muros del monasterio de San Benito.


EL MONASTERIO DE SAN BENITO YA NO EXISTE. EN SU SOLAR SE LEVANTA ACTUALMENTE LA PLAZA DE TOROS
Posteriormente sus cadáveres son trasladados a las cercanas eras de Santa Bárbara donde son ahorcados en el patíbulo que los franceses han levantado en este lugar. Al día siguiente, los hermanos de la Caridad solicitan poder descolgar los cuerpos y darles sepultura, petición que es autorizada en un primer momento por las autoridades francesas. Los cadáveres son descendidos y llevados a la iglesia de San Salvador con pompa fúnebre, asistencia del clero y gran cantidad de gente. En medio de la celebración de las exequias, entra tropa francesa con las armas mano y obligan a trasladar de nuevo los cadáveres y vueltos a colgar en la horca. El cuerpo de don Pedro Gordo, revestido como estaba con vestiduras sacerdotales, es portado por un sacerdote que se encuentra celebrando las exequias en San Salvador, por mandato de los franceses. El gobernador francés, arrepentido de su concesión a los hermanos de la Caridad, ha cambiado de opinión. Los cadáveres permanecen varios días colgados hasta que las sogas se rompen y los cuerpos, medio devorados por las bestias, caen al suelo. Los restos son enterrados junto a la cercana ermita de Santa Bárbara.



IGLESIA DE SAN SALVADOR EN LA ACTUALIDAD
ERAS DE SANTA BÁRBARA. LUGAR DONDE SE LEVANTADA EL PATÍBULO. AL DERRIBAR LAS HORCAS COLOCARON EN SU LUGAR  EL MONUMENTO EN RECUERDO DE LAS VÍCTIMAS. Fuente de la fotografía: http://diariodelahistoriasoriana.blogspot.com.es/2016/07/26071963-que-es-el-obelisco-de-soria.html



ERMITA DE SANTA BÁRBARA EN LA ACTUALIDAD
Don Santiago Estefanía permanece en un calabozo del castillo hasta el día 29 de junio que consigue, a costa de trescientos ducados, que le suelten los grilletes y se le permita transitar por el interior del castillo. Gracias a esta concesión consigue sobornar a un soldado francés. El soldado está de centinela la noche del 17 de agosto y permite escapar a don Santiago junto a un soldado de los Voluntarios Numantinos. Huyendo el mismo soldado francés con ellos. Usan una soga para descolgarse de la muralla.

CERRO DEL CASTILLO
Los soldados que quedaron encarcelados en Aranda junto con don Felipe María Ortiz, consiguen también escapar. Utilizando un garfio de un candil y el mango de una pala de madera, quebrantan dos paredes huyendo de la prisión.

La noticia del asesinato de los vocales pronto recorre España, aumentando las represalias contra los franceses. 
En Burgos, don Jerónimo Merino derrota el día 16 de abril a una columna francesa en Hontoria de Valdearados capturando numerosos prisioneros, la mayoría tropa del 1º de la Legión del Vístula. Como venganza por los asesinatos ocurridos en Soria, junto a la creencia de que los soldados que protegían en Grado a la Junta habían sido también ajusticiados, ordena fusilar a 20 prisioneros por cada vocal ahorcado, 10 prisioneros por el secretario de intendencia y 3 por cada uno de los supuestos soldados fusilados. 

A consecuencia de la derrota en la batalla de Arapiles (Salamanca) los franceses abandonan el centro de la península. En Soria, el recién formado ayuntamiento constitucional, se reúne el 13 de octubre de 1812 en las salas consistoriales acordando que, junto con el cabildo eclesiástico, se desentierren los restos de los vocales y sean trasladados con honores a la iglesia colegial de San Pedro. El 9 de noviembre parte de la colegial una enorme comitiva encabezada por el ayuntamiento constitucional, el cabildo eclesiástico, miembros de la Junta Superior Provincial y demás autoridades civiles y militares que se encuentran en la ciudad, hacia las Eras de Santa Bárbara donde se procede al desentierro de los restos de las víctimas. Las horcas allí levantadas son derribadas, levantando en su lugar una pirámide con la siguiente inscripción: Los héroes beneméritos de la Patria D. Pedro Gordo, cura de Santibáñez, D. Eulogio José de Muro y D. José Ortiz Covarruvias, intendente de la provincia de Burgos, y vocales todos de la Junta Superior de la misma, y D. José Navas, secretario de aquella intendencia, fieles á Dios, al Rey, y á su Nación, fueron vil alevosamente asesinados por los bárbaros satélites del vil Napoleón el dos de Abril de mil ochocientos doce, cuyas reliquias se trasladaron á la insigne colegial iglesia de esta ciudad en el día nueve de noviembre de dicho año con el aparato religioso, político y marcial que correspondía á su esclarecido mérito, como también el teniente coronel de los reales ejércitos D. Gregorio Saldaña, vecino y regidor perpetuo de esta ciudad, fue aquí fusilado por los mismos bárbaros el día nueve de Diciembre de mil ocho cientos diez, y otros defensores de la Patria. Y para su eterna memoria, erigió este glorioso monumento la M.N. y L. ciudad de Soria.

MAPA DEL XIX DONDE APARECE LA ERMITA Y LA SITUACIÓN ORIGINAL DEL MONUMENTO






EL MONUMENTO EN LA ACTUALIDAD. A MEDIADOS DEL SXX FUE TRASLADADO A UN JARDÍN LIMITADO POR LAS CALLES VALONSADERO, MÁRTIRES DE LA INDEPENDENCIA Y VENERABLE PALAFOX.
Las reliquias son depositadas en un adornado ataúd y llevados en procesión hasta la colegial donde se celebraron las exequias, siendo enterrados en el panteón de la familia de los Sotomayores.


IGLESIA COLEGIAL DE SAN PEDRO. LUGAR DONDE DESCANSAN LOS RESTOS DE LOS VOCALES

PLACA CONMEMORATIVA EN BURGOS


JOSÉ O'DONNELL COMUNICANDO EL FUSILAMIENTO. AHN, DIVERSOS-COLECCIONES, 127,N.16
MÁS DATOS EN EL ANEXO I:
http://www.batalladetrafalgar.com/2018/05/anexo-i-el-asesinato-de-los-vocales-de.html

domingo, 26 de noviembre de 2017

ASÍ CONTÓ LA PRENSA ESPAÑOLA LA MUERTE DE NAPOLEÓN

Así contó la prensa española la muerte de Napoleón: «¡Dios mío y la nación francesa!»
Diario ABC
26/7/2017
Israel Viana
Durante dos siglos, la muerte de Napoleón Bonaparte ha estado rodeada de todo tipo de especulaciones. La causa oficial dada aquel 5 de mayo de 1821 fue un cáncer de estómago, aunque investigaciones posteriores expusieron que el emperador francés había sido envenenado. Pero, ¿qué contaron exactamente los diarios españoles de la época?, ¿cuándo llegó la noticia?, ¿qué detalles se dieron acerca de sus últimas horas de vida?, ¿lamentaron o celebraron el fallecimiento del hombre que había conquistado Europa 13 años antes? o ¿cuáles fueron sus últimas palabras?


Número de «Miscelánea», publicado el 24 de julio de 1821
Número de «Miscelánea», publicado el 24 de julio de 1821- BNE

Para responder a estas preguntas, ABC ha realizado un viaje en el tiempo rescatando los artículos publicados por periódicos desaparecidas hace doscientos años, tales como «El Censor», «El Espectador» o el «Nuevo Diario de Madrid». Periodismo en una época no precisamente marcada por la inmediatez de internet. De hecho, la primera noticia de la muerte de Napoleón no llegó a España hasta el 17 de julio de 1821, dos meses y medio después de haberse producido. Según los ejemplares conservados en la Biblioteca Nacional, la exclusiva correspondió a dos diarios: «Miscelánea», una de las cabeceras más influyentes del Trienio Liberal, y «El Universal», periódico constitucionalista que se publicó entre 1920 y 1923.

¿Cáncer o envenenamiento?

No fue hasta bien entrado el siglo XX cuando se cernieron las primeras dudas sobre los resultados de esta autopsia realizada por seis médicos británicos y el doctor personal de Napoleón. Vinieron por parte de un prestigioso estomatólogo sueco, que aseguró, en 1961, que el emperador había sido envenenado con arsénico. Desde entonces han sido muchos los estudios que han defendido una y otra hipótesis, avalados por el mismo Gobierno francés.El último, publicado por National Geographic en 2015, concluyó que, efectivamente, había falleció por un cáncer de estómago. Al parecer, la revista no encontró evidencias de arsénico en los análisis que había encargado.

La reseña de «El UNIVERSAL» el mismo 17 de julio de 1821 era algo más extensa que la de «Miscelánea». Se hacía eco de lo publicado por medios ingleses para informar de que Napoleón, «antes de expirar, pidió que se abriese su cadáver para ver si su enfermedad procedía de la misma causa que puso fin a la vida de su padre. Esto es, el cáncer. Así lo hicieron los facultativos y hallaron que el enfermo no se había engañado. Y conservó todo su conocimiento hasta exhalar el último suspiro, muriendo, al parecer, sin dolor».

En la misma noticia se asegura que Bonaparte no se empezó a tratar su tumor hasta 15 días antes de fallecer y que, cuando lo hizo, «anunció a los médicos que no saldría de esa». «Es fácil adivinar qué causas habían producido aquella dolencia, considerando los reveses de fortuna que experimentó [Napoleón]. Principalmente, la dolorosa separación de su amada y tierna esposa y de su adorado hijo. Y, por otra parte, el injusto destierro que estaba padeciendo, condenado a vivir de un modo enteramente contrario a la vida activa a la que estaba acostumbrado», conjeturaba a continuación.

Napoleón, el nuevo Cid

Durante los dos meses y medio que tardó en llegar la noticia, los diarios españoles siguieron publicando noticias de Napoleón como si estuviera vivo. La sombra del hombre que había dominado Europa y cambiado el rumbo de la historia era demasiado grande, a pesar de su encierro en una isla en medio del Atlántico.

Cabeceras de carácter liberal criticaban la ambición del emperador francés, mientras se celebraba el aniversario del alzamiento contra el «usurpador», según le calificaba el «Nuevo Diario de Madrid». «El Espectador», por ejemplo, se despachaba a gusto considerando que «Bonaparte quiso ensanchar los límites de su poder de un modo que no permitía la naturaleza misma de la cosas y se vino al suelo». Mientras, «El Censor» se preguntaba: «¿Cuándo se impuso freno a sí mismo? Nunca, pues con los triunfos crecen las pretensiones». Una línea editorial contundente y comprensible, antes de saber que ya había pasado a mejor vida, si tenemos en cuenta su invasión de España se había producido solo una década antes.

Pero lo más sorprendente es cómo, aún entre rejas, Bonaparte era considerado una amenaza para la estabilidad del viejo continente y un hombre capaz de ganar guerras. En un artículo publicado el sábado 23 de junio de 1821, «El Universal» daba cuenta del interés de Grecia por enviar a Santa Elena a varios emisarios para persuadir a Napoleón de que comandara sus ejércitos contra los turcos, como si del Cid se tratara cabalgando muerto. El emperador había pasado a mejor vida hacía un mes y medio y el diario madrileño aún barajaba la hipótesis de que podía regresar a la guerra para frenar el poder de otras potencias enemigas: «No podemos negar que el rumor de que se pensaba dar libertad al prisionero de su isla ha corrido en los últimos días por toda Europa», decía, para asegurar después que «la aparición de Napoleón sería el mejor dique que pudiera oponerse a la inmensa ambición de Rusia y a la insufrible insolencia de los ultras franceses. Sería la mejor salvaguardia de la libertad constitucional de Europa».

Sus últimas palabras

Cuando la noticia de la muerte llegó por fin a España, la mayoría de los diarios no escatimaron en detalles sobre lo sucedido. «El Universal» aseguraba que Bonaparte había depositado 40 millones de francos en la Torre de Londres. El «Nuevo Diario de Madrid» se hacía eco de varios rumores no del todo confirmados. Uno decía que el barco que trajo la noticia desde Santa Elena a Europa también portaba su cadáver: «Parece que esto no es cierto», aclaraba después. Otro defendía que el finado pedía en su testamento ser enterrado en la misma isla, «en un paraje situado en un hermoso valle». Y el tercero que Napoleón no dio ninguna muestra de dolor, «aunque debió sufrir mucho durante su enfermedad», hasta que se le escapó su último suspiro.

El 24 de julio, «El Espectador» dedicó una página y media a contar cómo había pasado Napoleón, día a día, hora a hora, sus últimos momentos, hasta que «se perdió toda esperanza de restablecimiento» y se comprobó que «tenía las extremidades frías y apenas pulso». «A eso de la 3 de la mañana del día 5 perdió el conocimiento. Las últimas palabras que se le oyeron pronunciar fueron: “¡Dios mío y la nación francesa!”», detallaba esta cabecera. Y unas líneas más abajo informaba de que su cuerpo había sido expuesto públicamente dos días, antes del multitudinario entierro «bajo unos sauces», con 3.000 soldados y cuatro bandas de música acompañando al féretro: «Tenía puesto el uniforme, una placa a un lado y una cruz de plata sobre el pecho. Descansaba sobre el catre de campo que le había servido en casi todas sus campañas. Debajo de su cuerpo estaba la capa de paño azul bordada en plata que había llevado el día de la batalla de Marengo [el 14 de junio de 1800, contra las tropas austríacas] y que le ha servido de paño mortuorio en sus exequias».

Tuvieron que pasar unos diez días desde que la noticia atracara en España, para que los diarios comenzaran a hacer un análisis más sosegado de la figura histórica de Napoleón. Tan solo «Miscelánea» —a 21 reales vellón por periódico— se mostró cauto: «Todavía rodean demasiado su sombra, el odio, la amistad y la admiración para esperar que se oiga la inexorable e impasible verdad. Estas pasiones se enfriarán, pero sus cenizas aún están calientes». «El Censor» le dedicó nada menos que 32 páginas a su figura, bajo el titular  comenzaba: «Murió Bonaparte. Ya no existe el hombre ante el cual se postraron en otro tiempo las naciones y cuya voz hacía estremecer sobre sus tronos a todos los monarcas del continente».«Mérito, fortuna, errores, crímenes y desgracias de Napoleón Bonaparte». Una extensa semblanza tan solo dos meses después del fallecimiento, que
«El Universal» ofreció, el 26 de julio de 1821, un punto de vista similar: «Pocos conquistadores han tenido una celebridad tan prodigiosa como él. Se ha oído su nombre en toda Europa y aún ha resonado hasta en las extremidades de Asia. Fue colocado Bonaparte, por la irresistible fuerza de los acontecimientos, a la cabeza de una gran nación cansada de una larga anarquía. Y se convirtió en heredero, por decirlo así, de una revolución [la Revolución Francesa de 1789] que exaltó todas las pasiones buenas y malas», explicaba. Testimonios valiosísimos para entender la importancia del hombre que abrió las puertas de la historia contemporánea mundial, tan solo veinte años después de haberlo hecho. Muerto el hombre, el mito ya había nacido.


domingo, 12 de noviembre de 2017

INAUGURADO EN OTANO (ELORTZ) EL MONOLITO QUE HONRA LA MEMORIA DE XAVIER MINA


INAUGURADO EN OTANO (ELORTZ) EL MONOLITO QUE HONRA LA MEMORIA DE XAVIER MINA
PAMPLONAACTUAL.COM
11-11-2017

Otano,  11 de noviembre
Coincidiendo con el bicentenario de la muerte del navarro Xavier Mina, uno de los héroes de la independencia de México, su localidad natal Otano, en el Valle de Elortz, ha inaugurado un monolito diseñado por el artista José Ramón Urtasun y realizado por el escultor de Larraga Jesús Nieto. Al son de los himnos de Navarra y de México, y con un aurresku de honor, se ha descubierto el monolito por vecinos de Otano.
En el acto que ha congregado a un numeroso grupo de personas han tenido lugar las actuaciones de la Escuela Municipal de Música Julián Gayarre de Noáin-Elortzibar, así como un grupo de Mariachis y Fermín Valencia.
En el turno de palabras han intervenido el alcalde de Noáin, Valle de Elortz, Alberto Ilundáin, los autores del monolito y los historiadores Tomás Urzainqui Mina y Kepa Larrea Muxika, que han glosado su figura.Desde México se ha recibido el mensaje remitido desde el Museo de Historia Mexicana de Monterrey, Nuevo León. El punto final lo han puesto las intervenciones de Mikel Iriarte (Xavier Mina Elkartea) Koldo Amatriain (Orreaga fundazioa), Juan Félix Istúriz (Orkoien), Sagrario López y Eva Ayastui (Comité de Otano).
Y es que el acto ha constituido el punto central de una extensa y cuidada programación preparada por el Comité de Otano, con la colaboración de la Asociación Xavier Mina Elkartea de Estudios Históricos de Navarra, el Ayuntamiento de Noáin-Valle de Elortz, el Ayuntamiento de Orkoien, la Dirección de Estudios del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH), máxima institución estatal de la que dependen museos y entidades culturales públicas de todo el país, la Casa de Todas y Todos de Monterrey en Nuevo León.
Las actividades proseguirán con una exposición Itinerante, por la Alta Navarra y las provincias de Araba, Bizkaia, Gipuzkoa…, donde Xavier Mina dirigió a los voluntarios de las mismas como Comandante General de las Guerrillas de Navarra, luego “División de Navarra”.
También se ha preparado una unidad didáctica preparada para alumnos-as de ESO y bachiller de institutos, colegios e ikastolas y el Comité de Otano rendirá un homenaje a tres personas que han colaborado en el proyecto y que han fallecido durante la preparación del mismo: Antton Mendizabal profesor universitario, Manuel Ortuño historiador y biógrafo de Mina y al vecino de Otano Lorenzo Garde.
Xavier Mina luchó en la Guerra contra la invasión de los ejércitos de Napoleón (1808 – 1814) organizando y dirigiendo el ejército de Navarra, que llamó Corso Terrestre. Al ser apresado por los franceses en 1810, su tío Francisco Espoz Ilundain tomó su apellido Mina y el mando de los más de mil guerrilleros, que acabaron formando la gran unidad militar llamada “División de Navarra”.
Pues bien, Francisco Espoz está enterrado en la catedral de Pamplona, en un panteón monumental, mientras que de Xavier Mina no hay ni un triste retrato en la colección existente en el Archivo General de Navarra. Pero su trascendencia histórica es mucho mayor, y recuperar del olvido un referente como Mina en nuestros días es importante para valorar nuestras raíces históricas y culturales, una Navarra que da hijos como Xavier es una Navarra de la que enorgullecerse a nivel internacional.
En palabras de Guadalupe Jiménez Codinach, actualmente la más importante historiadora mexicana sobre la independencia, “este año 2017, a 200 años de su heroica lucha por la libertad de nuestra patria, los mexicanos le recordaremos con gratitud y difundiremos su vida y sus acciones para que nuestra juventud tenga en Xavier un ejemplo de valentía, de dignidad , de entrega por por valores trascendentes como la libertad, los derechos humanos, la unión entre nuestros pueblos hispanoamericanos, el amor al terruño y el sacrificio de la vida en aras del servicio a la comunidad, valores hoy tan necesarios en un mundo que ensalza el egoísmo, el poder del dinero , el sometimiento de pueblos enteros a los intereses de potencias y grupos sin escrúpulos”.
Xavier huyó al exilio después de su intento de pronunciamiento en Pamplona en 1814, contra el Absolutismo de Fernando VII. De Francia marchó a Inglaterra, y junto al sacerdote mexicano Fray Servando Teresa de Mier, organizó una expedición de los 300 de Mina que fue a México, donde entregó su vida por la independencia de este país, que era la colonia sojuzgada de la Nueva España, defendiendo la causa emancipadora de la libertad.
Hoy está enterrado en el Monumento al Ángel de la Independencia en el DF, junto con los próceres de la patria, el lugar más solemne de México. A Xavier le rindieron honores una vez conseguida la independencia, y fue declarado por el Congreso mexicano Héroe en grado heroico. Hoy multitud de centros educativos, calle y avenidas en todas las ciudades mexicanas, un pueblo llamado Mina en Nuevo León y el aeropuerto de Tamaulipas llevan su nombre.
La historia de Xavier Mina es absolutamente desconocida para las navarras y navarros de hoy por lo que desde el comité organizador han insistido en que “ha llegado el tiempo de rescatar a esta figura histórica para Navarra y desde Navarra. Basta un ejemplo: en Bolívar, Bizkaia, tienen una Casa museo dedicada a Simón Bolívar, cuando el libertador americano no nació en este pueblo, aunque sí sus antepasados. Mina aunque nació en Otano, no tiene ningún reconocimiento en Navarra”.
El rescate de la memoria de Xavier Mina se ha llevado a cabo en contacto con instituciones de gran prestigio en México, donde han celebrado el Bicentenario participando de esta agenda de actividades internacionales, el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México, el Museo Nacional de Historia del Castillo de Chapultepec en México D.F., y el Museo de Historia de Monterrey, Nuevo León.


viernes, 3 de noviembre de 2017

PLACA DE GIBERNE DE LA ARTILLERÍA DE LA GUARDIA IMPERIAL

Placa de giberne de la artillería de la Guardia Imperial.
Campaña de Rusia, 1812


domingo, 8 de octubre de 2017

AUTÓGRAFOS DE NAPOLEÓN, JOSÉ I Y MARISCALES QUE PARTICIPARON EN ESPAÑA

NAPOLEÓN

JOSÉ I
VÍCTOR

NEY
MARMONT

MORTIER

BESSIERES
 
JOURDAN

BERTHIER

SOULT

MASSÉNA