Esta mañana he visitado por fin el nuevo museo del ejército. Sin entrar en nuevas tendencias museísticas, de las que ignoro todo, voy ha reseñar mi impresión tras la visita, centrándome en las salas sobre la Guerra de la Independencia.
Nada más entrar te encuentras con una enorme sala donde se exponen los hallazgos arqueológicos encontrados durante las obras para adecuar el edificio del Alcázar a su nueva función. Está muy bien pensado y es un fantástico preámbulo para la visita al museo. A continuación hay una buena exposición temporal “Los ejércitos antes del ejército” y a partir de aquí las exposiciones permanentes del museo. He tardado más de tres horas en recorrer todo y parando sólo detenidamente en las salas de la Guerra de la Independencia, banderas, armamento, condecoraciones y alguna que otra vitrina. Con esto quiero señalar lo grande que es el museo.
Este gran espacio evita el agobio que se tenía en el antiguo edificio con el amontonamiento de piezas, pero en cambio te da constantemente sensación de vacío: pasillos muy largos, escaleras, paneles blancos sin contenido… además tienes que ir constantemente con el plano porque perderte es muy fácil, hay unos pequeños carteles que te indican el itinerario pero en algunos es una odisea el encontrarlos.
Luego está el tema de la seguridad, con guardias por todos los pasillos continuamente hablando por el pingajillo, y lo peor de todo NO DEJAN HACER FOTOGRAFÍAS. Desconozco la razón pero otros museos como el militar de Francia, igual o mejor que éste, te permiten hacerlas sin flash e incluso utilizar cámara de video. Posiblemente este museo es especial, tan especial que no se muestra ningún uniforme del siglo XVIII y principios del XIX original (salvo los de algún personaje de la G.I.), todos son reproducciones con los botones genéricos o equivocados.
Los textos son escasos, recorres las salas de la guerra de la independencia y como no sepas algo no te enteras de nada.
La visita a las salas de la Guerra de la Independencia empieza con unas vitrinas donde se expone la máscara mortuoria de Napoleón, una carta de éste, una placa francesa, una partesana de José Napoleón y otros objetos. Pasamos por un pasillo donde se reparten salas dedicadas al reclutamiento y sorteo de quintos, muy interesantes, y sobre publicaciones. Accedemos a una sala con una maqueta multimedia sobre la batalla de Bailén que da paso a una más grande donde se exponen cañones, armamento, banderas, cuadros y objetos personales de personajes significativos de la contienda. A la izquierda hay una pequeña sala dedicada a los guerrilleros y SOLO UNA VITRINA a la participación inglesa en la contienda con 3 placas inglesas, un retrato de Wellington con su sello y sable y poco más. Esto es todo lo que se dedica al ejército inglés, del portugués creo que ni se menciona.
También se puede visitar durante el recorrido una sala de condecoraciones donde están la mayoría que se concedieron durante la lucha contra el francés, y otra sala con banderas donde hay alguna de este periodo.
No todo es malo, las piezas están mejor representadas que en el anterior museo, hay buena iluminación. Pero cuando uno sale del edificio tiene la sensación de haber visitado un museo más no uno especial. De todas formas su visita es recomendable.
Las fotografías que pongo a continuación me las han ido pasando ante la imposibilidad de hacerlas durante la visita:
El gran vestíbulo
Las salas de la G.I.