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viernes, 17 de septiembre de 2010

HALLAN EN PUERTO REAL UNA CASA OCUPADA POR LAS TROPAS FRANCESAS COMO BALUARTE

 
 En la zona se habían detectado otros hallazgos de la época romana. :: L. V.

LAVOZDIGITAL.ES
17.09.10 - 00:05 -
 
Se tenían indicios, y hasta estudios y documentación sobre la mesa, pero ha habido que esperar para que los augurios se hayan confirmado sobre el terreno. Apenas unos días después del arranque de sus prácticas, los alumnos del taller de empleo Parque Arqueológico Cerro de Ceuta han sacado a la luz los restos de una casa construida en torno a 1760, y que fue ocupada por las tropas napoleónicas en su camino hacia el asedio de una Isla de León donde se refugiaban las Cortes.
En plena tarea de excavación, ya empiezan a asomar algunos arranques de muro, y parte de la cimentación de la denominada 'casa de Autrán', propiedad de Ciprián Autrán, reconocido constructor naval de raíz francesa, que tuvo entre sus principales méritos el de dirigir el Arsenal de La Carraca.
Además de los restos del edificio, permanecen en el lugar otras construcciones, como la inconfundible noria o molino que se levanta en los alrededores y que cualquiera vecino puertorrealeño podía contemplar hace tiempo en la distancia.
Todo el trabajo previos de investigación ha servido para desvelar la gran importancia del conjunto durante ciertos pasajes de la Guerra de la Independencia, sobre todo en el momento de la ocupación de la Villa por el ejército francés.
Allá por 1810, los soldados no sólo tomaron el lugar, sino que lo convirtieron en una «casa-fuerte». La todavía reconocible noria devino en atalaya defensiva, gracias a su valor como punto estratégico en el saco de la Bahía, desde el que se podía otear el camino de Puerto Real a Medina Sidonia, además de proporcionar una visión nítida de algunos de los hitos defendidos por las huestes españolas, como La Carraca o el Puente Zuazo.
De vuelta a los tiempos actuales, los expertos valoran especialmente que este sea «el único vestigio que se conoce y conserva» de aquellas viviendas rurales que los ingenieros franceses transformaron en fortificaciones en el entorno del caserío puertorrealeño. De hecho, hablan de una construcción «ciertamente singular» y de «indudable valor histórico y etnológico».
El descubrimiento viene a complementar la riqueza en cuanto a hallazgos de la época romana que ya se sabía que albergaba la zona.
En un futuro este reducto de la historia tendrá que procurarse una armónica convivencia con los edificios más actuales, ya que la zona se configura como uno de los principales focos naturales de expansión de la vivienda local, dentro del recientemente aprobado Plan General de Ordenación Urbana.

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