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domingo, 17 de junio de 2012

LOS FUERTES DE SALAMANCA - JUNIO DE 1812

Salamanca en 1808 por Willian Bradford. Los tres fuertes se encontraban a la izquierda de la fotografía



Tras la toma de Badajoz, Wellington pretende continuar la campaña en la región de Andalucía con el fin de intentar levantar el sitio de Cádiz. Pero las noticias que llegan desde Castilla, donde Marmont amenaza con poner en aprietos la recién recuperada plaza de Ciudad Rodrigo, debido a la lentitud por parte de Carlos de España en la organización y aprovisionamiento de la población, hace que el general británico se dirija hacia Castilla para, con su presencia, poner en retirada al ejército de Portugal. Una vez despejada la amenaza sobre Ciudad Rodrigo, y perdida la oportunidad de internarse en Andalucía, decide dirigir la siguiente fase de la campaña hacia el ejército de Portugal comandado por Marmont. Ordena a Hill que destruya los fuertes que protegen el puente de Almaraz y así cortar la comunicación entre Soult y Marmont; una vez asegurada la incomunicación entre los dos mariscales franceses emprende su avance hacia Salamanca. Le acompañan la 3ª división del 5º ejército español al mando de Carlos España, y las tropas de Julián Sánchez que han sido puestas a las órdenes de Wellington. El 16 de junio llega a la ciudad del Tormes, abandonada horas antes por los franceses dejando tres fuertes ocupados para intentar evitar la toma de la ciudad.
Hasta el día 27 no se tomarán los fuertes. Una vez conseguido el objetivo el ejército aliado marcha hacia el Duero en persecución del ejército francés de Portugal.
A continuación añado la descripción que hace Toreno, en su obra Historia del levantamiento, guerra y revolución de España de las tres fortalezas, los despachos de Wellington acerca de su toma, y los informes que Carlos España manda al Cuartel General Español del 5º ejército, en Valencia de Alcántara.

 La zona de los fuertes en la actualidad. En el cerro de la izquierda se encontraba San Vicente, a su derecha,en el centro de la imagen, se distingue el terreno de las excavaciones que se han estado llevando a cabo en el solar del fuerte de San Cayetano. Abajo, donde se ve una area ajardinada, La Merced.

Mapa del Servicio Cartográfico del Ejército SG. Ar.E-T.7-C.3-373
 
El fuerte de San Vicente

 El fuerte de La Merced
 
 San Cayetano
 
 
  San Vicente

 
 La Merced

 
 
 
  San Cayetano

Imagen de la altura donde se situan San Cayetano y la Merced
 
 
Lord Wellington utilizó la torre de la catedral para poder inspeccionar las obras de los fuertes. Estas dos fotografías están tomadas desde la torre. Se puede ver San Vicente 


En los edificios colindantes a los fuertes es aún posible ver los efectos de la artillería

Tres eran los puntos fortalecidos que se encontraban en Salamanca, defendiéndose unos a otros por su posición y distancia, el principal, el de San Vicente, trazado en el sitio del colegio de benedictinos del propio nombre, que se hallaba colocado en el vértice del ángulo inferior de la antigua muralla sobre un peñasco perpendicular al río. Habían los franceses tapiado y aspillerado las ventanas del edificio y unido por cada lado con el antiguo recinto, tirando unas líneas que amparaban foso y camino cubierto, con escarpas y contraescarpas revestidas de mampostería. No resultaba encerrada dentro de aquellas el ángulo entrante del convento, y por eso le cubrieron con una batería de fajinas, protegida de una pared o muro atronadero que tenía además por delante una empalizada. A la distancia de 250 varas levantábanse los otros dos fuertes o reductos, el de San Cayetano y el de la Merced; el último cercano al río. Llamábanse así por haberse formado con los escombros de dos conventos de la misma denominación, dispuesto por los franceses de manera que se convirtieron en dos fuertes con escarpas verticales, foso profundos y contraescarpas acasamatadas. Construyéronse varias obras a prueba de bomba y otros reparos. En el espacio intermedio de los puntos fortificados y en su derredor, como igualmente en otros parajes, habían derribado los franceses para despejar el terreno, o con otros intentos, muchos de los famosos edificios que adornaban a Salamanca.
 Historia del levantamiento, guerra y revolucion de España, Volumen 1. José María Queipo de Llano y Ruiz de Saravia Toreno

Del conde de Wellington al conde de Liverpool.  Salamanca 18 de junio de 1812.—
El ejército pasó el Agueda el 13 del corriente, y avanzó en 3 columnas. Las tropas a las Ordenes de D. Carlos de España formaban una cuarta columna. Todo el ejército llegó el 16 sobre el Valmuza, riachuelo que dista unas 6 millas de aquí. El enemigo mostró alguna caballería y un pequeño cuerpo de infantería enfrente de la ciudad aquel día, y manifestó el designio de sostener las alturas al sur del Tormes. Pero su caballería fue inmediatamente encerrada por la nuestra, y el enemigo evacuó Salamanca la noche del 16, dejando una guarnición como de 800 hombres en las fortificaciones que había erigido sobre las ruinas de los colegios y conventos demolidos por él mismo.
El fuego de dichas fortificaciones dominaba el puente del Tormes; y nuestras tropas pasaron el río ayer mañana por dos vados que hay en estas cercanías.
 Los fuertes fueron embestidos inmediatamente por la sexta división al mando del general mayor Clinton, y habiendo sido cuidadosamente reconocidos, se halló necesario abrir trinchera delante de ellos. Esto se ejecutó la última noche, y espero comencemos nuestro fuego mañana por la mañana con 8 cañones a distancia de unas 350 varas de la obra principal del enemigo, cuya posesión espero nos hará dueños de las otras. El general mayor Clinton dirige estas operaciones.
Es imposible describir la alegría del pueblo de Salamanca al tiempo de nuestra entrada. Hacía ya más de tres años que estaban sufriendo, y durante este tiempo los franceses, entre otros actos de violencia y de opresión, habían destruido 13 de los 25 conventos, y 22 de los 25 colegios que había en esta célebre morada de las ciencias.
El enemigo se retiró por el camino de Toro, y su retaguardia estaba a unas 15 millas de aquí la última noche. Se volvió a retirar esta mañana por el mismo camino; y sé que intenta recoger su ejército sobre el Duero, entre Toro y Zamora.
Nuestra vanguardia ha avanzado por el camino de Toro, y el grueso del ejército se halla en estas cercanías.
Incluyo un estado del ejército (enemigo) de Portugal del 1° de abril, que ha sido interceptado, según el cual hay presentes sobre las armas 2.074 oficiales y 51.492 soldados en este cuerpo, de los cuales 43.396 son de infantería y 3.204 de caballería. De los 4.892 hombres que resultan destacados, hay unos 1.500 infantes y 100 caballos en estas cercanías, que regularmente se unirán al ejército.

Salamanca 25 de junio de 1812.—El mariscal Marmont juntó su ejército sobre el Duero del 16 al 19 del corriente, excepto la división del general Bonnet, que creo está aun en Asturias, y algunas pequeñas guarniciones, y se adelantó de Fuente del Saúco el 20. Formé el ejército aliado, excepto las tropas ocupadas en las operaciones contra los fuertes de Salamanca, sobre las alturas que se extienden desde las cercanías de Villares a Moriscos y los puestos avanzados de caballería e infantería se replegaron sobre el ejército en buen orden, y sin pérdida de consecuencia. El enemigo permaneció a nuestro frente aquella noche y el día 21, y durante aquella noche estableció un puesto a nuestro flanco derecho por cuyo medio nos privó de una ventaja que eventualmente podía ser de importancia. Por lo tanto rogué al teniente general Sir Tomas Graham lo atacase en aquel puesto el 22 con las tropas de la derecha, lo que ejecutó con las de la séptima división, que eran la reserva de la derecha, bajo el mando del general mayor Hope y del general mayor de Bernenitz, el enemigo fue inmediatamente arrojado del terreno que ocupaba con alguna pérdida. Nuestras tropas se condujeron muy bien en este ataque, que se ejecutó a la vista de ambos ejércitos. Se retiró el enemigo aquella noche, y la tarde siguiente tomó posición con su derecha sobre las alturas cerca de Cabeza vellosa, su izquierda sobre el Tormes en Huerta, y su centro en Aldea Rubia. Siendo el objeto del enemigo en este movimiento el abrir comunicación con sus guarniciones de los fuertes de Salamanca por la izquierda del Tormes, mudé el frente del ejército, y coloqué la derecha en Santa Marta, donde hay un vado en el Tormes, y los puestos avanzados en Aldealengua;  extendí las tropas de modo que cubrían completamente a Salamanca, al paso que yo podía concentrar el ejército en cualquier punto en corto tiempo.
Envié la brigada de dragones del mayor general Roche al otro lado del Tormes para que observase los pasos de aquel río. El enemigo lo pasó en Huerta como a las dos de la mañana del 24 en considerable número de caballería, infantería y artillería, y todo indicaba un movimiento general en aquella dirección.
La conducta de los dragones del general mayor Roche fue brillante en esta ocasión. Hicieron cuanto estuvo en su poder para dar a conocer el movimiento del enemigo, Cuya marcha retardaron vigorosamente no obstante varias desventajas, a fin de dar tiempo para las disposiciones que era necesario hacer en esta ocasión.
Luego que estuve cierto de que el enemigo había pasado el Tormes, rogué al teniente general Sir Tomas Graham pasase el mismo río con las divisiones primera y séptima, y envié además la brigada de caballería del general mayor Le Marchant; concentré el resto del ejército entre Moriscos y Cabrerizos, manteniendo aun los puestos avanzados en Aldealengua. Como al medio día avanzó el enemigo hasta Calvarrasa de abajo: pero observando la disposición hecha para recibirlo, volvió a retirarse por la tarde, pasando el Tormes por Huerta; y después ha permanecido en la posición que ocupaba el 23.
El sitio de los fuertes de Salamanca no ha avanzado con la rapidez que yo esperaba cuando escribí la última vez a V. S. Aunque por el trabajo y gastos empleados en su construcción de que había yo recibido noticias, estaba ya preparado a encontrar algunas dificultades, y había tomado mis disposiciones en consecuencia, las dificultades son de una naturaleza mas formidable que lo que se me había representado: los fortines que son tres, defendiéndose el uno al otro, son muy fuertes, aunque no de una construcción regular, y el tren que había yo preparado para su ataque, no era suficiente. Tuve pues que enviar por más, lo cual ha retardado algo las operaciones.
Hemos abierto brechas en el convento de S. Vicente, que es el principal  pero no puede ser atacado con seguridad hasta que hayamos tomado el fuerte de S. Cayetano.. El general mayor Clinton intentó asaltar aquella obra la noche del 22 del corriente por haber sido muy maltratada la gola de resultas del fuego de nuestra artillería; este intento tuvo un éxito desgraciado, y siento añadir que el general mayor Bowes fue muerto. Deseaba con tanto ardor el buen éxito de la empresa, que avanzó con la partida de asalto que consistía en una parte de su brigada, y fue herido. Después de la primera curación de esta herida volvió al ataque y recibió la segunda, de la que murió. Nuestra pérdida de oficiales y soldados fue igualmente considerable.
Espero que todo lo necesario para tomar el mejor de estos fuertes llegará mañana, y que pronto tendré el gusto de comunicar que están en mi poder.
Las guerrillas están en tranquila posesión de toda la tierra; y las guarniciones del enemigo, débiles y diseminadas, están sin comunicación entre sí, y con el país.
Fuentelapeña 30 de junio de 18l2.—- Habiendo llegado a Salamanca la tarde del 26 las municiones que necesitábamos para atacar los fuertes, volvió a principiar inmediatamente el fuego sobre la gola del reducto de San Cayetano, en él cual se efectuó una brecha practicable como a las 10 de la mañana del 27 y casi al mismo tiempo logramos incendiar los edificios en el fuerte grande de San Vicente, cuyos fuegos defendían el aproche de la gola del de San Cayetano.
Hallándome en Salamanca en aquel momento, mandé el asalto de los fuertes de San Cayetano y la Merced; pero ocurrió alguna dilación en consecuencia de que los comandantes de estos fuertes, y después el comandante del de San Vicente manifestaron deseo de capitular después de un cierto número de horas.
Como era obvio que estas proposiciones se hacía para ganar tiempo mientras se apagaba el fuego de San Vicente, rehusé escuchar toda proposición que no fuese la de rendirse inmediatamente los fuertes; y habiendo hallado que el comandante de San Cayetano, que ofreció el primero el rendirse, dependía enteramente del gobernador de San Vicente, y no podía aventurarse a ejecutar la capitulación que había ofrecido, di órdenes para que este fuerte y el de la Merced fuesen asaltados sin tardanza.
Estas operaciones se efectuaron con la mayor bizarría por un destacamento de la sexta división, mandado por el teniente coronel Davis del regimiento 36, bajo la dirección del general mayor Clinton.
Las tropas entraron en el fuerte de San Cayetano por la gola, y escalaron el de la Merced. Nuestra pérdida fue muy ligera.
Entonces el gobernador de San Vicente envió un parlamentario a ratificar la rendición de aquel fuerte en los términos que yo le había ofrecido; a saber, que la guarnición saliese con los honores de la guerra, quedando prisionera; que los oficiales conservasen su equipaje personal militar, y los soldados sus mochilas. Sin embargo de que el regimiento 9 de cazadores había tomado ya por asalto una de las obras exteriores de San Vicente, juzgué conveniente suspender el ataque, y acceder a la capitulación en dichos términos.
Ya he informado a V. S. que el general mayor Clinton mandó el ataque contra estos fuertes, el cual fue ejecutado con el mayor vigor y pericia; y recomienda en términos expresivos la conducta de los generales y tropa bajo su mando, particularmente al coronel Hinde del regimiento 32, al teniente coronel Davis del 36, al capitán Owen del 61, al mayor de brigada Hobart, y al alférez Newton del 32, quien se distinguió en el ataque de la noche del 23, y condujo voluntariamente la partida avanzada en el ataque del 27.
Asimismo recomienda con particularidad al teniente coronel May, que mandaba la artillería, bajo la dirección del coronel Franningham, y los oficiales y soldados de la artillería real y portuguesa de su mando, y al teniente coronel Burgoyne, al teniente Reed, y a los oficiales de ingenieros, así tomo al mayor Thompson del regimiento 74, que obró como ingeniero en estas operaciones.
El enemigo había empleado cerca de tres años en construir estas obras, cuyos trabajos había activado en los últimos 8 ó 9 meses, y en el que había hecho grandes gastos; y estas obras suficientemente guarnecidas por unos 800 hombres y 50 piezas de artillería, eran de tal naturaleza, que era del todo imposible el tomarlas sino por un ataque regular; y es claro que el enemigo confiaba en su fuerza, y en que estaban suficientemente guarnecidas y armadas, pues dejó en San Vicente grandes depósitos de vestuarios y pertrechos militares de toda especie.
Me equivoqué en el cálculo de los medios que serian necesarios para tomar estos fuertes; y me vi obligado a enviar a retaguardia por una nueva provisión de municiones, lo que ocasionó una dilación de seis días.
El enemigo retiró su guarnición de Alba de Tormes luego que oyó la rendición de los fuertes de Salamanca; y he mandado que las obras de ambas plazas sean destruidas.
Las operaciones contra los fuertes de Salamanca se ejecutaron a la vista del ejército del mariscal Marmont, que permaneció en su posición con la derecha en Cabezavellosa, y la izquierda en Huerta, hasta la noche del 27 que se retiró en 3 columnas hacia el Duero, dirigiendo una de ellas su marcha a Toro y las otras a Tordesillas.
El ejercito aliado marchó al día siguiente, y hoy está acampado sobre el Guareña.

 
 
 
 
 
El general de la 3ª división, Carlos España, da parte al marqués de Monsalud de las acciones del duque de Ciudad Rodrigo en que se rindieron los fuertes de Salamanca y en que empezó la retirada del general Marmont , en el mes de junio
Archivo Histórico Nacional,DIVERSOS-COLECCIONES,129,N.19 - 9


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